Mientras que al menos cuatro países latinoamericanos (de los subdesarrollados y pobres) empezaron ya sus jornadas de vacunación, para salvar vidas y frenar los contagios, Colombia necesita experimentar un simulacro para alistarse para la vacunación. Nuestro país pareciera especializarse en simulacros porque estamos siempre representando papeles o “ensayando” para ocupar el lugar que creemos nos corresponde. Siempre tenemos que actuar. O copiar. O aprender un libreto. Por algo la definición de simulacro, de acuerdo al diccionario, es “una imitación o simulación de algo, copiar algo de determinada manera. La simulación es una actitud que cualquier persona puede tomar en diferentes situaciones para calmar determinados intereses, pudiendo ser en algunos casos positiva y en otros no tanto ya que supone cierta falta a la verdad”.
Entonces no nos debemos sorprender si estamos viviendo la paz o esto también será un simulacro. ¿Las masacres son un simulacro de muertes selectivas, asesinatos coincidentes o problemas de narcotráfico? Nunca lo sabemos. Simulamos saberlo y por eso se dan algunas explicaciones, claro suponiendo que son verdad. En nuestro país el Presidente hace un simulacro de presentador, o perdón, es al contrario, el simulacro lo vive quien funge de Presidente. Por eso la idea de que la presidencia de Colombia se convierta en un simulacro no es casualidad. Ya se están alistando los actores sin vergüenza de ninguna clase. Tomás Uribe considera que puede representar el mismo papel de Duque: simular que gobierna, mientras atiende sus negocios de centros comerciales o mientras escucha los libretos que le programan para su actuación. No importa. Si ya lo hizo Duque “cualquiera” puede serlo. Va tomando forma la idea de que ser presidente en este país es un simulacro…
Los simulacros son ensayos, representaciones, fantasías. Tan baja es la autoestima nacional que siempre hay que ensayar antes de realizar la tarea que corresponde. En Providencia pareciera que se hace un simulacro de reconstrucción. Todavía no se empieza “en firme”. Hay que simular agradecimiento al Minsalud por su “detalle” al organizar el tema de las vacunas para el primer trimestre (puede ser Marzo) pero simulen que es “perfecto” y por lo tanto viene el coro de alabanzas.
Creímos salvar a Venezuela y se apoyó a Guaidó mientras Maduro sigue y Colombia no termina de despertar de ese simulacro. Pero “castiga” a los venezolanos no legalizados negándole las vacunas. Pero como es un gobierno católico (o será simulacro) le reza a la Virgen de Chiquinquirá y le valen hongo las palabras del Papa. Es un simulacro. Duque se alió con el mayor experto en simulacros, Trump, quien cree que puede seguir en la Presidencia. Mientras Biden invita a Santos (¿simulacro?) a su posición y el presidente-presentador simula que todo está bien y que sus relaciones con USA son perfectas. Es un simulacro…
Definitivamente tiene que ver con nuestra identidad. Simulamos porque nos asusta la verdad, que no tiene que ser igual para todos, pero buscamos disimular o no molestar. Impacta ser un país de apariencias, lo que es en definitiva un simulacro. Mientras no dejemos de actuar y apostarle a la verdad, seguiremos en el campo de las representaciones. O de los simulacros. ¿Cuál es su preferido?
Gloria H. @GloriaHRevolturas
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